domingo, 1 de marzo de 2009

TOMÁS LUIS DE VICTORIA O EL IMPERIO DE LA ESPIRITUALIDAD EN LA MÚSICA.

Ave Popule meus! Hacía algún tiempo que no me dirigía a vosotros, quizás por el desgaste que la "crisis", en todas sus manifestaciones, está haciendo en todo el Imperio, pero heme aquí que embargado por tantas reflexiones que llevo hechas desde entonces y "picado" por la excelente publicación que sobre la figura de Beethoven ha hecho mi patricia y noble amiga Marta en su magnífico blog "Cosas de Marta", me ha inspirado la publicación que a continuación paso a narrar y que trata de la vida y obra del insigne compositor polifonista del siglo XVI, Tomás Luis de Victoria (Thomae Ludouici de Victoria), quizás, según los entendidos, una de las más grandes figuras de la música de Hispania de todos los tiempos y por ende uno de los mejores de todo el Imperio en la época en la que le tocó vivir. (Si queréis, mientras leéis esta publicación, podéis escuchar una selección de algunas de sus más importantes obras, entrando en los gadgets de las barras de vídeo de "You Tube" que tenéis en el márgen derecho de este blog).

Tomás Luis de Victoria nació en Avila hacia el año 1548 (no se tiene certeza de la fecha exacta). Fue el séptimo hijo de los once que tuvieron sus padres, Francisco Luis de Victoria y Francisca Suárez de la Concha. Poco o nada se sabe sobre sus primeros años de infancia, aunque los historiadores y musicólogos suponen que se formaría según la costumbre de la época como niño cantor en la Catedral de Ávila, donde supuestamente ingresaría poco después de la muerte de su padre, cuando tan sólo contaba con 9 años de edad y se cree que estuvo realizando esta formación hasta los 18 años. Durante este período estudió bajo la dirección de los maestros Jerónimo de Espinar, Bernardino de Ribera, Hernando de Isasi y Juan Navarro, formándose en materias como teoría del canto llano (desde el s. XIII se viene denominando así a esta manifestación musical como sinónimo del canto gregoriano, en oposición a canto figurado o medido, si bien en sentido amplio, tal vocablo sería aplicable a los cantos de las liturgias tanto occidentales como orientales a una sola voz y con ritmo libre), contrapunto (vocablo que a partir del s. XVI equivale al de polifonía, que es una pieza musical escrita a varias voces en estilo imitativo, donde cada una tiene igual relieve e importancia melódica), composición y también en la práctica del órgano. Se cree que pudo haber conocido en aquellos años al gran compositor e intérprete de órgano Antonio de Cabezón (músico de la corte de Felipe II, que fue nombrado como organista y clavecinista para tal cometido por su padre, el Emperador Carlos V).

Finalizada su etapa de formación como coralista de la Catedral de Ávila, Victoria se traslada en 1567 al Collegium Germanicum de los jesuítas de Roma, donde comenzará su formación como sacerdote y músico. Allí es muy probable que estudiara con el gran maestro italiano Giovanni Pierluigi da Palestrina (considerado como uno de los más grandes polifonistas de todos los tiempos), que fue instructor de canto y maestro de capilla del Seminario Romano, próximo al Colegio donde Victoria estudiaba. En 1569 abandona el Collegium Germanicum para ingresar como cantor y sonador de órgano (así llamaban en aquel entonces a los organistas) en la iglesia española de Santa María di Monserrato de Roma, cobrando como sueldo 1 escudo al mes. Posteriormente, en 1571 regresa al Collegium contratado como profesor para impartir clases de canto llano (aún no contaban con coro polifónico en la época) percibiendo en esta ocasión 1,50 escudos como honorarios mensuales más alojamiento y dietas. A finales de ese año es nombrado maestro de capilla del Seminario Romano, sustituyendo en el cargo a Palestrina (quien se cree que lo propuso para este cometido). Esta nueva labor la compaginó con sus obligaciones en el Germanicum.

En 1572 Tomás Luis de Victoria publica en Venecia su primer libro de motetes: "Motecta que partim 4,5,6,8, vocibus concinuntur", dedicado al cardenal-arzobispo de Ausburgo Otto von Truchsess von Waldburg, gran benefactor del Collegium Germanicum y del propio Victoria. En esta publicación está incluído su famoso motete "Ave María". Al año siguiente comenzó a ejercer como cantor profesional en otra iglesia española de Roma: San Giacomo degli Spagnoli. También consta que cantó en otras iglesias de la "ciudad eterna", como la de la Santísima Trinità dei Pellegrini.

En 1575 Victoria es promovido a maestro de capilla del Collegium Germanicum, con lo que contrae nuevas responsabilidades que le obligan a abandonar su cargo en la iglesia de Santa María di Monserrato. Su principal cometido con este nuevo nombramiento fue la formación musical de los niños cantores (como él mismo fue en su día), a los que enseñaba canto llano y contrapunto, además de fundamentos de composición a los alumnos más destacados, así como la dirección musical de todas las iglesias que dependían del Colegio. Ese mismo año es ordenado sacerdote en la iglesia de Santo Tomás de Canterbury (también llamada de los Ingleses) de Roma y es consagrado por el obispo Tomás Goldwel.



Ya en 1576 publicó, también en Venecia, su segunda antología: "Liber Primus. Qui Missas, Psalmos, Magnificat ad Virginem Dei Matrem Salutationes. Alia Que Complectitur", que consta de casi 30 obras, entre las cuales se encuentran cinco misas a 4,5 y 6 voces mixtas. Está dedicada al Duque Ernesto, Príncipe de Baviera e hijo de Maximiliano II de Austria, que moriría ese mismo año.



En 1578, Victoria pasa a ser Capellán de San Girolamo della Carità de Roma, dejando para siempre el Collegium Germanicum (aunque esporádicamente lo visitó con posterioridad en ocasiones especiales). En su nuevo puesto como Capellán, convive durante siete años con San Felipe Neri (Patrón de los Educadores, llamado popularmente "El Apóstol de Roma"), hombre piadoso, devoto y místico al que ya por aquel entonces se le reconocía su perfil de santidad, comenzando aquí para Tomás Luis una etapa de intensa espiritualidad religiosa que ya le acompañaría hasta el final de sus días. También tendrá como compañeros a otros dos destacados músicos: el español Francisco Soto de Langa y el italiano Giovanni Animuccia, que respectivamente fueron deán y maestro de la Capilla Papal. Al año siguiente, el Papa Gregorio XIII concede a Victoria una dotación de 200 ducados anuales, lo que le permite dedicarse libremente a la composición sin sufrir agobios económicos. A partir de aquí, verán la luz una gran variedad de colecciones de motetes, misas, responsorios, lamentaciones, himnos, salmos, etc. (1581: Publica en Roma la antología "Hymni totius anni", dedicada al Papa Gregorio XIII; en 1583 publicó otra y en 1585 se publicaron dos antologías más, siendo la más importante por su contenido y grandeza el "Officium hebdomadae Santae" (Oficio de Semana Santa). Se dice que sus obras eran conocidas "hasta en las Indias", aunque donde más difusión tuvieron fue en Italia, España y Alemania).


Hacia el año 1587 Tomás Luis de Victoria regresa a España, aunque volvería a Roma en 1592 para realizar otra publicación de sus obras ("Missae, liber secundus"). En 1595 regresaría a España para quedarse ya definitivamente. Durante esta última etapa de su vida ocupa el cargo de Capellán y Maestro de Coro del Real Convento de las Clarisas Descalzas en Madrid, donde se encontraba residiendo por voluntad propia la Emperatriz María (viuda del Emperador Maximiliano II de Habsburgo y hermana de Felipe II), junto a su hija, la Infanta Margarita.


Durante estos últimos años el compositor tuvo varias ofertas de importantes catedrales españolas para ofrecerle el cargo de Maestro de Capilla, como la de Sevilla o la Seo de Zaragoza, pero seguramente ya cansado y envejecido renunció a todas ellas y prefirió quedarse en Madrid para continuar con su labor de composición , edición y divulgación de sus obras.



En 1603 Tomás Luis de Victoria compone su "Officium Defunctorum" a cuatro y seis voces mixtas, escrito para el funeral de la Emperatriz María y dedicado a la Infanta Margarita (Sor Margarita de la Cruz, ya que terminó tomando los hábitos) y que fue publicado por vez primera en Madrid en 1605. Se trata de una obra sublime en la que se percibe toda su evolución estilística y expresiva. El Kyrie de la misa que integra el "Officium Defunctorum" es sobrecogedor, al poner de manifiesto la expresividad de la que hace gala con la gran carga de puro misticismo que respira la partitura.


Desde el año 1604 el compositor permanece exclusivamente como organista en la iglesia de las Descalzas, percibiendo un sueldo de 40.000 maravedises anuales, que en 1606 sería aumentado a 75.000 (unos 200 ducados). Muere casi en el olvido el 27 de agosto de 1611, seguramente en alguna casa de la calle Arenal de Madrid en la que había vivido, cerca del Convento de las Descalzas de Santa Clara, donde fue enterrado, aunque hoy día se desconoce donde descansan sus restos.

Su producción artística no llegó a las 180 obras y aunque es exigüa comparada a la de sus coetáneos, Orlando di Lasso o Giovanni Pierluigi da Palestrina, se puede afirmar que su obra constituye la cumbre de la polifonía religiosa española. La espiritualidad de Victoria le impidió componer otra música que no fuese la de carácter religioso, nunca compuso ninguna obra profana, pese a que el Renacimiento fue época prolífica en compositores que compaginaron lo sagrado con lo profano, dando este período grandes madrigalistas (se puede decir que el "madrigal" es en lo profano a lo que el "motete" es en lo religioso) como Luca Marenzio, Carlo Gesualdo, Adriano Banchieri, el propio Palestrina, Clément Jannequin, Thomas Morley, Juan Vásquez o Claudio Monteverdi.

Acerca de su estilo y personalidad artística dice el musicólogo H. Anglés que "la técnica musical de Victoria, con ser tan grande, acaso no llegue en calidad, finura artística y concepción robusta a la de Palestrina; pero en cuanto a expresivismo dramático y misticismo religioso, aventaja a todos los polifonistas sacros de su tiempo, incluso a Palestrina".

Aunque es cierto que bebió de las fuentes de la Escuela Romana, la música de Victoria respira sabor hispano en cuanto a modalismo, intervalos, cadencias, austeridad, misticismo y profundidad.